jueves, 17 de septiembre de 2015

Comprendamos el TDAH: El TDAH como trastorno del Neuro-Desarrollo.






Se pueden definir Trastornos del Neuro-Desarrollo (TND) como aquellos vinculados a la maduración del Sistema Nervioso  que se presentan en el inicio de la infancia y que se expresan de forma diferente en las distintas etapas del crecimiento de una persona. Por lo tanto, no son problemas estáticos ya que van evolucionando a lo largo de la vida. Los TND se manifiestan con conductas que no son apropiadas para el nivel de desarrollo esperado en frecuencia, duración e intensidad y que a su vez generan problemas de adaptación en contextos diferentes.

El TDAH está dentro de esta categoría debido a que hay dos rasgos psicológicos que tienen un desarrollo no esperado para la edad y que a lo largo de la vida pueden casuar problemas de adaptación de diferentes maneras:

  • El primero es la dificultad en la inhibición la cual influirá en la infancia en la aparición de conductas motoras irrelevantes  para un fin determinado (hiperactividad) y de comentarios poco apropiados que no tienen en cuenta las consecuencias. Más tarde esto se plasmará en las dificultades para inhibir las distracciones (concentración)  a la hora de realizar y organizar una tarea y en el desarrollo pobre de un habla interna con la que modularemos nuestra conducta y que será la base para las funciones ejecutivas. Por regla general las personas con TDAH, durante la edad escolar tienen un desfase de tres años en estas habilidades.Al llegar a la edad adulta aproximadamente dos tercios de las personas que tenían TDAH en la infancia seguirán mostrando perjudiciales síntomas derivados de la inhibición que se plasmarán en conductas como la mala gestión del tiempo y la desorganización lo cual puede afectar seriamente a su rendimiento laboral. 
  • El otro rasgo a tener en cuenta el  la dificultad para la auto-regulación emocional haciendo parecer más inmaduras a las personas con el trastorno. Es frecuente ver cómo en la primaria se ponen a llorar o se enfadan de sobremanera por pequeñas frustraciones que la mayoría del alumnado suele superar con facilidad. O cómo en la adolescencia presentan muchas dificultades para relacionarse con su grupo de iguales y sobrellevar está, ya de por sí, complicada etapa de la vida. No es que tengan ideas y emociones diferentes al resto, es que las gestionan peor. Otro ejemplo que suele usar Russell Barkley en algunas conferencias es el de una persona adulta con TDAH que se enoja con su supervisor en una reunión de trabajo y es despedido por ello, cuando el resto de sus colegas profesionales, internamente, albergan los mismos sentimientos de enfado (o incluso peores) hacia el superior, pero saben cómo gestionarlos en un momento de crisis. Estas situaciones son, sin duda, fuentes continuas de frustración.

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